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RUTA DE LAS LAGUNAS DE TSAUTSINA 2-7-2008

INTRODUCCIÓN
Situada en el concejo de Cangas del Narcea (Asturias), forma parte también del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias.
Es una ruta lineal y no marcada que parte desde la escondida aldea de Riomolín y sube hasta las lagunas cruzando bosques de gran belleza. Una excursión muy recomendable donde la frondosidad de la zona nos abre el paso hasta vegas de una paz y belleza notable. Caminamos por caminos y sendas de montaña, encontrando una fuente cerca de las lagunas, además de la que hay en Riomolín. Una ruta que a pesar de no estar marcada, no entraña ninguna complicación de seguimiento.
Para llegar hasta Riomolín, debemos desviarnos a la altura de la Pachalina ( en la carretera del puerto, desde Cangas del Narcea a Leitariegos). Pasaremos las poblaciones de Miravalles, Villager y Vegameoro donde en esta última tomaremos una pista en buen estado hasta Riomolín, para comenzar nuestra excursión.



DESCRIPCIÓN DE LA RUTA
Comenzando en las afueras de Riomolín, encontraremos una fuente nada mas salir del pueblo y en un camino que recorre el margen geográfico derecho del río Molino. Entre muros de piedras damos los primeros pasos, recordandonos a las corredeiras de Galicia.



Poco a poco el camino nos guía subiendo junto al río, pasando alguna barrera de madera que impide el paso del ganado, teniendo la precaución de volver a cerrar. Algunos tramos de abundante vegetación nos acompañará con multitud de avellanos. El desnivel se hace más acusado divisando la cascada Ruxidora a nuestra derecha, al otro lado del río, y entre la frondosa vegetación.



Pasamos bajo la Peña Tuerta, cruzando húmedos bosques de hayas y un pequeño pero bonito acebal antes de salir a una preciosa vega solitaria, la del Garachal donde nos vemos "obligados" a detenernos y contemplar la belleza del lugar.





Cruzando la vega por el centro, encontramos una senda que señalizamos con una fita de piedras en su inicio. Nos vuelve a adentrar en un bonito bosque para que salgamos de él y entre arbustos, subamos buscando un poco el margen izquierdo para encontrar una fuente.
Llegamos a una amplia vega donde encontramos dos cabañas de pastores.



Las lagunas, situadas en este tranquilo entorno se ven acompañadas de las tan habituales vacas que rompen el silencio absoluto con el sonido de sus cencerros.



De vuelta podemos elegir entre volver por el mismo trazado, ó variar ligeramente el recorrido. Podemos optar por bajar hasta la fuente y seguir por la senda que encontramos por encima de ella. Veremos que nos unimos a varios senderos que hacen las vacas, pero debemos seguir la dirección hasta situarnos por debajo y a la izquierda de unas paredes rocosas, donde encontraremos la cueva del Moro.



La senda se situa por encima de la vega del Garanchal, donde bajaremos para seguir ya el mismo trazado por el que subimos anteriormente y llegar a Riomolín.





DATOS DE LA RUTA
Ruta lineal
Tiempo: entre 3 y 4h

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ANECDOTAS Y MOMENTOS DEL DÍA
Llegar hasta Riomolín ya en sí es del todo recomendable. Carreterillas sinuosas bajo la frondosidad de los bosques, cruzando algunas pequeñas aldeas, todo un placer recorrerlas con parsimonia.
Viendo el entorno en el que nos ibamos a mover, nos hizo tener buenas vibraciones, y así fué. Todo el camino acompañados del verde insistente y de arroyos y torrenteras que denotaban generosas lluvias anteriores.
Unos camuflados rebecos bajo la Peña Tuerta, estudiaban nuestros movimientos, a lo que respondimos tambien al descubrirlos con un conteo de varios individuos. Un fuerte desnivel del camino nos exigió un esfuerzo extra y a la bajada nos puso a prueba las rodillas.
Internarse en el bosque del Garanchal fué todo un gustazo, el hayedo plagado de liquenes nos hizo creer en los bosques encantados y al salir a la luz nos regaló con su preciosa y solitaria vega.
Amplias vistas obtuvimos desde el alto donde estan las lagunas y acompañados de numerosas vacas y un perro pastor bastante miedoso nos resguardamos junto a la pared de una de las cabañas, para dar cuenta del momento "jamón". Una pena el estado en que se encuentra el interior de estas cabañas, pudiendo ser un perfecto lugar para usarlo como eventual refugio.
Despues de jamonear decidimos darle a la excursión una ligera variante, caminado por la ladera de la derecha y pasandonos de unas sendas a otras ya que las vacas han hecho cantidad de ellas, fuimos a parar bajo de la cueva del Moro. Chimo subió para inspeccionar la entrada pero se necesitan buenas linternas para adentrarse, así que proseguimos la marcha hasta bajar de nuevo a la vega.
Nada mas llegar a Riomolín preguntamos a una señora donde podiamos comer por la zona, y una de las opciones que nos propuso fué ir a la población de Las Mestas, allí veríamos en la carretera un par de restaurantes. Entramos en el Bar-Restaurante Mª Luisa, donde tienen menús del dia a un precio muy razonable. Buscabamos comidas tradicionales de estas tierras pero este no fué el día idoneo para comer allí, aunque la comida era variada y bien elaborada. Al preguntarle a Geli que es la dueña y cocinera, nos pidió perdón porque por motivos de fuerza mayor no pudo esmerarse en las comidas, así que quedamos con ella que en un par de días haríamos una excursión por la zona y volveríamos allí, esta vez para que nos preparara algo mas tardicional... pintaba bien la cosa. Hay que decir que este tipo de comidas las suele hacer los fines de semana o por encargo. Las espectativas se cumplieron con creces, tanto por la comida como por el trato.


1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Esta es la buena!, ¡qué pasada!, como decidimos denominarla tras muchos momentos de asombro ante tan tupida vegetación y preciosos bosques llenos de helechos y líquenes... ¡quina animal-lá!, vale la pena el esfuerzo de subir esas cuestas empinadas,( ¡puta manía de hacer las montañas cuesta arriba!), el frío del dia acompaño y la sensación gratificante de encontrarte allí arriba tan solo con la compañía de las vacas, que se arremolinaron junto a la cabaña donde almorzamos, era una experiencia maravillosa acostumbrados al tumulto de la capital. Vale la pena la semana tan solo por esa ruta.